martes, 11 de octubre de 2011

¿Pero qué clase de mundo es este?

Uno se levanta por la mañana con ganas de vivir un día más, de sentir el aire en la cara y muchas más mierdas de esas que nos venden los anuncios hechos por empresas a las que les interesa que no nos suicidemos.
Todo muy bonito, muy de color de rosa, en unos momentos en que la raza humana está apunto de alcanzar su cima evolutiva y merece ser erradicada de la faz de la Tierra. Sé que anteriormente hemos pasado épocas realmente duras, como el medievo europeo, el holocausto nazi y muchas más. Pero esto va para arriba.

Tiempo al tiempo, dicen, que lo cura todo... ¿De verdad pensáis que tenemos tiempo? ¿De verdad pensáis que lo merecemos? El ser humano merece ser borrado de la faz de la Tierra, convertido en  un susurro, en un recuerdo, en esquirlas de humo sinuosas que se diluyen con el todo dejando su espacio vacío pero limpio...

Hoy es un día de mierda en una vida de mierda. Todos los días de mi vida giran en torno a mi familia, son lo único que me ata ya a este mundo, hasta tal punto que si me faltaran yo no pintaría nada aquí. Esto es así. Me duele no poder darles una mejor vida y me agobia el pensar en que si el mundo cambia radicalmente no sé si sería capaz de  cuidar de ellos. Llamadlo guerra, invasión, acelerador de partículas o brote zombie, me da igual, pero el mundo va hacia algo extraño y no lo podemos evitar...


Ni siquiera tengo un trabajo que haga a mis hijos decir que se sienten orgullosos... Vale que tras trece años trabajando como un cabrón sin vacaciones ni casi días libres he estado dos con ellos, de una forma contínua y directa, pero una persona no puede estar sin trabajar. Me queda de paro  hasta abril y no sé que voy a hacer entonces.

Encima hoy, que estoy choff, me asalta esta noticia. Vaya mundo de mierda. ¿Cómo es posible que existan personas así? Si de verdad se confirma que los restos hayados son de sus hijos, esa persona NO se merece la muerte...

Se merece algo lento, doloroso, que juegue con el tejido mismo de su persona. Una habitación de 2x2 metros, fuertemente iluminada, sin muebles, con sonidos estridentes, chillidos e insultos las 24 horas del día, sin interrupción, con aspersores de agua... Así día tras día. De vez en cuando, aleatoriamente, para que no se lo espere, un paseo por los infiernos: arrancarle una uña, cortarle un dedo, quemarle los testículos, graparle una oreja, asfixia momentánea... vamos, lo que viene siendo joderle la vida. Vida. Eso de lo que algunos se apropian matando a inocentes, a pobre almas que jamás tendrán descanso. Sus propios hijos, por dios, sus propios hijos... Que asco de vida...

Os sorprendería el dolor que puede llegar a causar un mechero. O simplemente colgarlo cabeza abajo y darle con una vara, para luego esparcir sal, vinagre y azufre en sus heridas... Pero las cosas hay que hacerlas bien, ya que se hacen. Hay que asegurarnos que coma, obligándole si es necesario para que aguante vivo más tiempo.

Su muerte no es algo que nos podamos permitir. Tiene que dar ejemplo. Otros de su especie tienen que ver lo que les espera. Dolor y sufrimiento de por vida, hasta que mueran por propio deseo. No hablo de suicidio, eso sería piadoso. Hablo de un estado de ánimo tan extremo que el cuerpo mismo deje de funcionar por propio deseo, hablo del ansia de morir, de alcanzar la muerte como el que respira, como el pestañea, como el que se rasca... Entonces sí, estará listo para partir. Y espero que el final de su trayecto sean los infiernos, para que una vez allí, sufra por toda la eternidad...

Entonces quizá el alma de esos pobres desgraciados pueda pagar el tributo a la parca, cruzando al otro lado.


Tortura. Sí, he hablado de tortura. Sé que en una sociedad moderna no tiene cabida ese concepto, pero sólo así quizá muchos de los que cometen estos actos de barbarie pensarían un poco las cosas antes de hacerlas.

El dolor es lo único que entienden, así que proporcionémosles tal cantidad de él que el mensaje quede claro...

Si alguien le hiciera algo así a mis hijos, no dudaría en hacerlo.